En 1981 François Miterrand es elegido presidente de la República. Con él otro constructor ha llegado al poder en Francia. Durante su campaña electoral había declarado: “Una civilización se juzga por sus aciertos arquitectónicos. Lograremos nosotros inscribir en el espacio y esculpir en la materia nuestro proyecto de cultura? Me empeñaré en conseguirlo con todas mis energías”, añadiendo acertadamente también: “Para mí, la arquitectura es la mayor de las artes. Y, además es un arte útil”. En marzo de 1982 anuncia sus planes culturales y arquitectónicos al declarar: “Ustedes saben cuanta importancia asigno a la urbanización. No habremos hecho nada si en los próximos diez años no creamos las bases de una civilización urbana”, bases que según él, debían servir para el florecimiento de nuevas arquitecturas tendientes a dotar a París y otras ciudades de Francia de grandes obras públicas culturales y científicas. Con el fin de estimular la creatividad artística, se invita a los arquitectos más connotados de Francia y del mundo a participar en concursos de proyectos edilicios, donde plasman su talento. Jack Lang, ministro de Cultura expresa: “La sociedad francesa de hoy es pluralista: las sensibilidades, las aspiraciones, los gustos, son diferentes y contradictorios. La arquitectura de un poder socialista debe reflejar este pluralismo”. Con esta ideología Miterrand emprende desde 1981 cuarenta obras arquitectónicas, en París y 23 ciudades de la República. Las más ambiciosas y significativas son inauguradas en París en 1989, en el marco de las fiestas del Bicentenario de la Revolución Francesa. En esa ocasión el arquitecto inglés Richard Rogers, autor del célebre y controvertido Centro Cultural Georges Pompidou, declara: “En Francia la Arquitectura es vivida como una parte esencial de la cultura contemporánea. De allí la emergencia de una profusión de talentos y de edificios de gran calidad. La modernidad, así vivida en el corazón de las nuevas obras arquitectónicas públicas es un potente símbolo del destino del país”
De todos los grandes proyectos desarrollados en París destaco por su carga simbólica la resolución de la cabecera del distrito de la Défense. Un gran esfuerzo por parte de la Administración política; resolver el remate de un eje histórico y monumental de seis kilómetros de largo que partiendo del Museo del Louvre, pasa por el parque de la Tuilleries, la Plaza de la Concorde, les Champs-Elysées y el Arco de Triunfo en la Plaza de l´Etoile. Este eje durante largo tiempo había terminado sin grandeza alguna en el perfil desordenado de los rascacielos de La Défense, construidos a partir de los años sesenta y sin interés por el pasado monumental. La Gran Arca es un monumento habitado, un inmenso cubo de 110 metros de altura y vaciado en su centro. Un arca grandiosa cuyos dos laterales albergan 36 pisos de oficinas y su inmensa cubierta es la sede de la Fundación Internacional para los Derechos Humanos, La Gran Arca constituye un nuevo hito final, destinado a integrarse a un sistema de signos arquitectónicos sedimentado a través del tiempo.
El otro hito al comienzo del Eje monumental es La piramide construída por el arquitecto I.M.Pei, replica acristalada de la de Keops y primera fase del proyecto Grand Louvre; un esfuerzo tendiente a que el Museo inaugurado durante la Revolución en 1789, llegue a ocupar la totalidad del enorme palacio en 1993. El debate que la pirámide suscita, opaca el impacto de la reestructuración del Museo del Louvre hasta la apertura al público de la enorme área subterránea de ingreso, destino paradójico para esta cúpula emergente y cristalina. Un programa arquitectónico que por directivas del propio Miterrand debía ser resumido en una sola palabra: transparencia.
Por primera vez en su historia, el enorme complejo de El Louvre ha sido transformado de arriba hacia abajo, en el marco de un programa coherente y la vocación abiertamente definida de transformar al museo con el legado artístico más grande del mundo, en el legítimo ocupante de todas las antiguas instalaciones.
Del Centenario de la Revolución de Mayo de 1810, en Buenos Aires
En 1907, año en que la Argentina llega a ser el primer exportador mundial de granos. El Intendente Manuel Güiraldes hace venir de París al arquitecto Bouvard, para que realice un “Plan de Estética Edilicia” para la ciudad de Buenos Aires, ello mientras se aplica una política de represión a la agitación social, como la revuelta radical de Hipólito Irigoyen y la Huelga de Inquilinos de conventillos e inquilinatos. Aunque hay plena ocupación laboral, inexistencia de ghetos y zonas segregadas en el poblamiento de la ciudad, la Argentina de 1910 es un Estado conservador, donde la oligarquía, usa como sostén de un modelo que data de 1880; sistemas electorales fraudulentos e irrepresentativos
Durante el gobierno de José Figueroa Alcorta, se inician e inauguran imponentes obras arquitectónicas como; el Colegio Nacional de Buenos Aires, Teatro Colón y el inacabado palacio del Congreso de la Nación
El Intendente Güiraldes, quien preside la Comisión de Festejos del Centenario, encomienda a Carlos Thays, Director de Paseos y del Jardín Botánico de la ciudad, remozar los jardines y bosques de Palermo, además manda a organizar la “Exposición Internacional del Centenario” a desarrollarse en diversos lugares del sector Norte de la Ciudad, teniendo como eje conector la Av. Alvear (actual Del Libertador).
De sur a norte, las cinco exhibiciones con sus pabellones son:
Exposición de Bellas Artes, en Plaza San Martín, frente a calle Arenales, en el ex Pabellón Argentino de 1889 en París, que debe ser reacondicionado con nuevas instalaciones, debido a la cantidad de envíos extranjeros -participan casi todos los países de América latina y los más significativos de Europa-, se presenta un total de 2375 obras.
Exposición de Higiene, ubicada en Av. Alvear y Agüero. Muestra avances sanitarios; como infraestructura cloacal, moderno instrumental médico, e instalaciones hospitalarias, stands de farmacias porteñas y de laboratorios. Paralelamente a la Exposición, se celebra en Buenos Aires el Congreso Inter americano de Medicina e Higiene, donde se destacan los disertantes y ponencias argentinas.
Exposición de la Industria, en el Parque Tres de Febrero, es inaugurada el 25 de septiembre, allí el público puede conocer maquinaria moderna, causando gran asombro la avanzada industria eléctrica alemana
Exposición de Agricultura y Ganadería, se realiza en el predio de la SRA, una gran exhibición agropecuaria, que no ofrece demasiadas variables, respecto a las que se venían realizando desde 1886
Exposición de Ferrocarriles y Transportes Terrestres, sita en el predio del Regimiento 1 de Patricios frente a la actual Av. Intendente Bullrich. Inaugurada el 17 de julio, permanece seis meses, es la de mayores dimensiones y la más concurrida con exhibiciones de automóviles europeos, yates, embarcaciones deportivas a remo, aeroplanos, locomotoras, carruajes y vagones.
La muestra se distribuye en pabellones de países como: Italia, España, Inglaterra, Suiza, Imperio austro húngaro, Paraguay. Se destaca el Pabellón Italiano, un gran edificio vidriado, réplica de una estación ferroviaria, y en el Pabellón Argentino otra pequeña estación de tren con locomotoras y vagones, autobombas, un carruaje presidencial, motores a vapor y eléctricos. Las provincias de santa fé, Córdoba, Mendoza, Tucumán, Salta y Jujuy, también realizan pabellones.
La simbología de la Exposición de 1910 busca proyectar la ciudad hacia el futuro. La burguesía terrateniente y los sectores dirigentes, ven a la Argentina entre las naciones más importantes del mundo, una élite rentística que imagina a una Argentina imprescindible; “Granero del mundo”, sin considerar su dependencia y fragilidad en las relaciones de intercambio internacional y los serios conflictos sociales que generan en la sociedad; la inequidad, la fuerte concentración de la tierra, de los bienes de producción, y del capital, recordemos que en el año del Centenario se registran 298 huelgas, todas con significativa participación de mujeres, que extienden el movimiento sufragista, exigiendo el reconocimiento de ciudadanía y plena participación de las mujeres.
Del 18 al 23 de Mayo se realiza el Congreso Femenino Internacional de la República Argentina en el salón de la sociedad “Unione Operai Italiani” de la calle Cuyo (actual Sarmiento) 1356, un bello palacio modernista, obra del arq. Virginio Colombo, hoy deteriorado y tapiado. Hay decenas de ponencias. Julieta Lanteri -sexta médica recibida en el país en 1906, incansable luchadora del voto femenino, presenta un trabajo sobre la prostitución. “Es para la mujer moderna su mayor dolor y su mayor vergüenza”, formula además un voto de protesta “contra la tolerancia de los gobiernos que la sostienen y explotan”, que tras un fuerte debate es aprobado. Agustina Maraval del club Atlanta, propone: “que se fomenten los clubes femeninos, ya que la educación física de la mujer es indispensable para obtener su independencia moral y social y es un factor importante para la evolución de su mentalidad”. Carolina Muzzilli, obrera y luchadora por los derechos de las mujeres y la niñez, expone la necesidad de sancionar una ley de divorcio, expresando:. “Por qué, si todo evoluciona, amoldándose a las necesidades del momento histórico, el contrato matrimonial en nuestro país no ha evolucionado admitiendo el divorcio como consecuencia lógica? Negar el divorcio es efecto de rancios prejuicios y la negación completa de la conciencia, de la razón y de la moral. Negar el divorcio es admitir el adulterio, escuela práctica de infelicidades”. Debieron pasar 75 años para que el divorcio vincular se convirtiera en ley. Para neutralizar este Congreso –hoy muy poco conocido- , el gobierno oligárquico de Figueroa Alcorta ordena al Consejo nacional de Mujeres, la realización de otro paralelo, denominado “Congreso Patriótico y Exposición del Centenario”, que entre otras cosas, vota no defender el derecho de sufragio, por “reconocer que los derechos cívicos deben ser patrimonio exclusivo del hombre culto y moral”
La Federación Obrera Regional Argentina, buscando la derogación de la “Ley de Residencia de 1902”, prepara una Huelga General para el 18 de Mayo. En respuesta el Gobierno Nacional decreta el Estado de Sitio, decomisa los diarios socialistas, como anarquistas y posteriormente sanciona la llamada “Ley de Defensa Social”, que al impedir el ingreso de sectores de izquierda al país complementa a la de Residencia. Los festejos del Centenario develaron esplendidas imágenes, mientras velaron una conflictiva realidad difícil de asimilar por las élites.
De los veinte soberbios pabellones construidos para la Exposición del Centenario, actualmente solo sobrevive y en deplorable estado de deterioro, el de Correos y Telégrafos, que formó parte de la Exposición de Ferrocarriles y Transportes Terrestres, originalmente una bella obra modernista, premiada con medalla de oro, cuyo director de proyecto también fue Virginio Colombo. Hoy está abandonada, quedando relegada detrás del estacionamiento y junto al corralón del hípermercado “Jumbo”, en la zona de Palermo.
Del Bicentenario del 2010
Resulta difícil analizar los alcances de los festejos del Bicentenario, cuando aún resuenan sus estruendos y destellos. Fue loable la organización de los festejos y desfiles del Paseo del Bicentenario en la Avenida 9 de Julio, que con sus más de veintes stands convocó a más de seis millones de visitantes. Una obra magna al finalizar el 25 de Mayo, fue la feliz narración de 200 años de historia argentina desfilando por las avenidas más bellas del país, inclusiva y sin excluidos. Una imponente fusión de arte y tecnología, con la danza como despliegue operario, donde según el sociólogo Horacio González; las fuerzas productivas y las relaciones de producción se tornaron estructuras y superestructuras confundiéndose entre sí. Por fin un desfile militar, que niega los componentes atemorizantes del desfile militar, hecho por actores soldados y soldados que fueron actores. Este Bicentenario, además del arquetipo de fanatismos y pasiones con que habitualmente se quiere mostrar al pueblo argentino, evidenció otras vocaciones; el amor a la Patria quedó demostrado en la tolerancia, el respeto y el clima de convivencia del pueblo protagonizando la calle.
Los resultados arquitectónicos, más allá de su despliegue inaugural distan de ser satisfactorios.
Con un costo de casi US $100.0000.000, sufragados de manera tripartita por el Poder Ejecutivo de la Nación, el Gobierno de la Ciudad y aportes privados. Se reinauguró y puso en valor el Teatro Colón, un icono urbano querido y respetado.
Con el extravagante costo de $972.000.000 (aprox. US $250.000.000) se hicieron obras de reciclaje y puesta en valor del antiguo palacio del Correo Central, no se realizaron los trabajos originalmente proyectados por el equipo del Arq. Daniel Becker, ganadores del concurso de 1996, tendientes a transformar el edificio en el Centro Cultural del Bicentenario. Tampoco se realizó el proyecto del Parque del Bicentenario, eje que debería haberlo conectado con Paseo Colón. Podríamos verificar que; como generación, no supimos dejar un legado arquitectónico que diese testimonio de nuestros anhelos y esperanzas, de nuestros saberes y tecnología, a fin de ser recordados y analizados por nuestro Patrimonio en el Tricentenario.
Arq. Gastón Becerra
MUy interesante!!
ResponderEliminarYa que estaré viviendo un tiempo en un alquiler temporario en buenos aires, me viene muy bien esta info
gracias!!!